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Repulsa global ante la muerte por presuntas torturas de un militar en Venezuela.

  • Foto del escritor: Sise Puede
    Sise Puede
  • 3 jul 2019
  • 2 Min. de lectura

La muerte del capitán naval Rafael Acosta Arévalo, con evidentes signos de tortura tras permanecer detenido siete días en instalaciones de la Dirección General de Contra inteligencia Militar (DGCIM), ha confirmado las denuncias de malos tratos continuos y torturas que sufren los militares que caen en manos de las fuerzas gubernamentales, según familiares y organizaciones de derechos humanos.

La muerte del capitán naval Rafael Acosta Arévalo, con evidentes signos de tortura tras permanecer detenido siete días en instalaciones de la Dirección General de Contra inteligencia Militar (DGCIM), ha confirmado las denuncias de malos tratos continuos y torturas que sufren los militares que caen en manos de las fuerzas gubernamentales, según familiares y organizaciones de derechos humanos. Naciones Unidas y Amnistía Internacional habían recogido previamente, en distintos informes, esta práctica reiterada en los calabozos de la revolución.

La repulsa y conmoción, dentro y fuera de sus fronteras, ha dado paso con las horas a la exigencia de una investigación internacional para que no se repita el cerrojo impuesto por la revolución tras el "suicidio" del concejal opositor Fernando Albán, cuyo cuerpo cayó desde un décimo piso cuando permanecía detenido por la policía política.

"Tanto lo torturaron, que lo mataron. El régimen lo mató, dejaron huérfanos a mis hijos", fustigó Waleswka Pérez, mujer del capitán Acosta.

El relato de los testigos que presenciaron la llegada el viernes del capitán al tribunal militar con cinco días de retraso, refleja el deterioro físico del capitán de corbeta, que se desmayó en plena audiencia: llegó en silla de ruedas, con los ojos morados, restos de sangre en las uñas, con hematomas y excoriaciones en el cuerpo, casi sin poder articular palabra, golpeado fuertemente en la cabeza.

Un hombre roto que intentó pedir auxilio y que aseguró, moviendo el cuello, que estaba sufriendo torturas en la DGCIM. Tan grave era su estado que el juez ordenó trasladarlo a un hospital de Fuerte Tiuna. Pocas horas después falleció en ese mismo centro médico.

El Gobierno señaló a Acosta como integrante de un plan para derrocar a Maduro, que también contemplaba su asesinato.

Fuente : El Mundo

Estefani Ayala Bendezu

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